Bodegas a oscuras y por cuenta propia

En esta bodega la dependienta gira un poco la pesa eléctrica para poder prestar servicios cuando cae la noche
La bodega -como habitualmente llamamos a la tienda de víveres al por menor o comercio-, es un establecimiento importante en cualquier barrio de Cuba por su influencia en la mesa hogareña. 

Durante años, ha sido la encargada de expender a la población los productos normados en la canasta básica, y aunque a partir del reordenamiento económico emprendido por el país, su servicio no satisface totalmente las necesidades alimenticias del mes de cada núcleo familiar, continúa siendo una alternativa substancial.

Motivo que justifica el reclamo de los consumidores cuando en estas, algo funciona mal, máxime si tales anomalías se deben a factores subjetivos de los trabajadores del sector, como la falta de gestión, el descontrol y el incumplimiento de lo establecido.

En tal sentido, las bodegas pertenecientes al bloque 6 del distrito Antonio Maceo, de esta ciudad, han lanzado las primeras señales de humo. 

La falta de electricidad por períodos de tiempo prolongados, a raíz de la instalación en estos locales de los contadores inteligentes, y las insostenibles condiciones de trabajo, por la ausencia de recursos materiales, agobian a vecinos y administradores.

Oscuridad ¿real o a conveniencia?

No son pocos los que al concluir la jornada laboral tratan de llegar rápido a casa para sacar de la bodega los “mandados”. Sin embargo en algunas unidades del Consejo Popular Veguita de Galo, quienes se encuentran en tal situación se han topado en el mejor de los casos con la dependienta a punto de cerrar a destiempo por la carencia de luz en el local.

Manuel Blanco Liriano, director de la Unidad Básica # 3 de la Empresa de Productos Alimenticios y no Alimenticios (EMPANA), explica que “el problema tiene lugar desde julio, cuando se instalaron en las entidades nuestras los contadores inteligentes, los cuales cuentan con una cantidad limitada de kilowatt. Una vez consumidos estos, el metro se desconecta, dejando el recinto sin electricidad hasta ser restituido el servicio el mes siguiente. La situación persiste porque los kw asignados a las unidades no son suficientes, pero se ajustan al plan energético de la empresa. La solución inmediata, es el ahorro interno de cada bodega.”

Pero el asunto se pinta más espinoso de resolver si de subjetividades se trata. 

Adis Castilla González administradora de la bodega 3296, ubicada en calle 9 y calle Iglesia de Veguita de Galo, afirma que “los 19 kw del metrocontador, solo alcanzaron para 15 o 20 días del mes de julio y desde entonces se prestó servicio a oscuras, hasta que el pasado 15 de octubre la Empresa Eléctrica restituyó el fluido. Pero ¿quién asegura que no vuelva a pasar lo mismo?”

Algo similar refiere Mileidis Magaña Chacón, administradora de la bodega 3291. “Desde que se agotaron los kw del contador en julio estuvimos trabajando sin luz hasta este mes de octubre que los volvieron a poner. En ese tiempo yo trabajaba hasta que se veía y cuando se terminaba la luz me sentaba en la puerta a esperar la hora de cerrar y el mayor afectado era el consumidor.”

Testimonios que dejan entrever claros signos de descontrol por parte de la estructura directiva del distrito -responsable de velar por el buen funcionamiento de las unidades bajo su mando-, así como irregularidades en el mecanismo establecido para la activación mensual de los contadores, pues no se concibe que en siete de las ocho bodegas del bloque el panorama sea el mismo.

Lo cierto es que la población ante la afectación pregunta y no siempre encuentra las respuestas pertinentes. Los kw otorgados a cada contador deben estar sustentados sobre la base de los medios eléctricos existentes en la entidad, y que actualmente unas unidades tengan a su disposición más kw que otras, demuestra que así se hizo. Entonces cabe preguntarse, ¿por qué las bodegas agotan en tan breve tiempo sus kw?, ¿al definirlos, la empresa no tuvo presente los gastos de ventiladores y radios existentes en muchas de estas?, de no ser así ¿quién controla el cumplimiento de lo normado?, ¿convendrá a las bodegueras la falta de fluido para cerrar el establecimiento más temprano?

La nueva tecnología es válida, contrarresta el gasto deliberado de electricidad y ayuda a proteger la economía del país, por lo que culparla de la oscuridad en las bodegas, no ayudaría a resolver el problema. Modificar el horario de trabajo, tampoco sería una alternativa prudente, pues se estaría dando un paso atrás. 

Queda claro entonces, que solo si priman la seriedad, responsabilidad, disciplina y constancia en el trabajo, de quienes tienen la obligación de impedir inconvenientes como estos, podrá evitarse que las mismas molestias afloren nuevamente, con sus matices de realidad y conveniencia. 

¿Bodegas particulares?

En almacén existen por estivas, los modelajes que no llegan a las bodegas del bloque 6
Almacén de la EMPANA con escobas y los administradores de las citadas bodegas comprándolas por cuenta propia

Si decir que varias tiendas estuvieron a oscuras durante dos meses sin una explicación razonable, parece una exageración, los argumentos de algunos trabajadores del propio bloque, sobre la adquisición de los recursos materiales para el trabajo en la bodega, pudieran clasificarse como absurdas mentiras. 

Al respecto, Odalys Ramírez Rojas, Daysi Medinilla Arguelles y Adis Castilla González, administradoras de las unidades 3283, 3317 y 3296, aseveran que la Empresa no les proporciona, hace años, tubos de luz fría para el local y son ellas quienes los reponen cuando se funden. Además, enfatizan, que los administradores tienen que comprar en la calle los modelos de ramal, boletas de depósito, cuadernos para hacer los controles y los utensilios de limpieza, porque si pasa algún inspector y encuentra sucia las bodegas les ponen una multa.

Marta Mestre Durrutí, administradora de la entidad 3313, explica que “4 o 5 años atrás, iba al almacén de la Empresa y allí recibía los materiales necesarios para el trabajo, pero desde que me trasladé para este distrito eso nunca ha ocurrido.”

Legías y desinfectantes en existencia en el almacén
¿Cómo se explica que en la calle se vendan los modelajes que debería distribuir la Empresa? ¿Desde cuándo los administradores tienen que adquirir con su salario los materiales indispensables para su trabajo? 

En busca de respuestas a estas interrogantes, Sierra Maestra conversó con Rolando Rodríguez Quevedo, subdirector de venta de productos alimenticios y no alimenticios en el municipio Santiago de Cuba, quién alegó que “la EMPANA tiene una subdirección de aseguramientos la cual compra los insumos necesarios para el desempeño total de las actividades que se ejecutan en la empresa y es la responsable de asegurar los materiales imprescindibles para el trabajo en cada una de las bodegas de acuerdo a la disponibilidad en almacén. No obstante, las Unidades Básicas tienen su cuota de responsabilidad porque son las que demandan los recursos de acuerdo a las necesidades de sus bodegas.”

Para ganar mayor claridad en el asunto se contactó con Dervys Alfonso Herrera, subdirector de aseguramiento de la EMPANA, con el cual se pudo conocer que “la Empresa todos los años tiene un presupuesto destinado para la compra de insumos de acuerdo a las demandas de las unidades. Generalmente las colchas de trapear y las luminarias, son los recursos de mayor dificultades por sus elevados costos en moneda nacional y en divisa.”

Todo indica que el sistema de trabajo está concebido para cubrir las deficiencias antes mencionadas, pero también es visible que en algún punto está siendo violentado. Nada justifica lo que actualmente ocurre en esas bodegas, así que urge tomar medidas radicales para transformar una realidad que se pinta oscura y por cuenta propia.

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