Zaida
es la abuela de uno de mis mejores amigos. La conocí desde que cursaba los
estudios preuniversitarios con su nieto (casi hijo) Dayron Chang en la Escuela
Vocacional allá por el año 2004. Desde entonces mantenemos una relación
maravillosa. Ella dice ser mi madrina, pero yo la quiero como una abuela por
los nexos sentimentales que tenemos y nos hacen familia de corazón.
Es
una señora que impresiona por su preparación, elegancia y modo de proyectarse.
Cocina como los dioses, hace unos dulces para chuparse los dedos y no le teme a
la vida. Cariñosa, apasionada, amante de la música, tierna y excelente persona.
Sin
embargo Zaida ha sido víctima de uno de los negocios más rentables de la
Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Resulta
que hace unos días le fue negada por tercera vez la visa para viajar a los
Estados Unidos con el fin de visitar a la familia que no ve desde hace bastante
tiempo. Entre los argumentos del nuevo rechazo se encuentran los de la edad y
la pensión que debenga en Cuba, lo cual al decir de los "admirables"
funcionarios de la citada Sección de Intereses, hace pensar que se quedará en
ese país norteamericano.
Lo
más triste es que Zaida ha perdido en gestiones de este tipo cerca de 600 CUC y
continúa con la frustración de no poder ver a sus seres queridos.
Sé
que ella sufre mucho con estas negativas aunque trata de disimularlo, porque
finje ser fuerte como un roble pero es tan delicada como los pétalos de una
bella flor. Vivo consternado con su pesar, en cambio, no puedo hacer nada para
ayudar a sanar un dolor que padece por ser cubana.
Mi
querida Zaida, no esta en condiciones de viajar a terceros países para reunirse
con los hermanos, tíos y primos que no abraza desde la infancia o la
adolescencia, tampoco para conocer a los nuevos miembros de la familia nacidos
en esa tierra lejana. Es por eso que su añoranza crece, la decepción invade su
alma y ante cada intento fallido su esperanza se extingue.
Una
visa a frenado su viaje, pero no le ha impedido seguir soñando y mucho menos
seguir viviendo. Sus hijos, nietos, sobrinos, amigos, compañeros de trabajo y
vecinos que la queremos, continuaremos dándole el amor y cariño que ella por su
bondad merece.
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