OBRAS PARA ALIMENTAR EL ESPÍRITU

El Tamarindo foto: Santiago Romero Chang


Aún cuando la recuperación del fondo habitacional es la máxima prioridad en Santiago de Cuba, las autoridades del Partido y el Gobierno en el territorio continúan potenciando la creación y reanimación de un grupo significativo de obras culturales, deportivas, gastronómicas y de comercio, que por su objeto social contribuyen a la satisfacción espiritual de la población.

En este sentido, destacan el punto de venta agroecológico “El Tamarindo”, el mercado ideal “La Avispa”, “La Casa del Vino” y la “Casa de las Mascotas”, instalaciones ubicadas en importantes espacios públicos de la ciudad. Ambientes confortables, precios asequibles, variadas ofertas, calidad en los productos y el buen trato a los clientes, son atributos distintivos de estos establecimientos.

Unos, son fruto de experiencias similares en diversas regiones del país, y otros, de las propias particularidades santiagueras. Sin embargo su concreción se debe al aumento de la producción en el sector agrícola, así como a la implicación de este con la gastronomía.

LAS INTERIORIDADES 

Quienes gustan de los placeres que provocan el preparar platos novedosos y saludables pueden encontrar en “El Tamarindo” los ingredientes para muchas de sus recetas. Allí se venden variedades de frutas naturales, en conservas, pastas, pulpas, mermeladas y néctares, así como vegetales, viandas, legumbres, verduras y las “milagrosas” especias.

Según relata Anay Pérez Izquierdo, administradora de la entidad, “la idea original era crear un sitio donde se comercializara la pulpa del tamarindo de las cosechas que se perdían en los llanos y montañas del territorio, y donde a la vez se fomentara el conocimiento de las propiedades del fruto.  Hoy, esa es la especialidad de la casa, pero las ofertas se han ampliado a otros rubros, tal es así que en este instante los productos más demandados son los convoyados (paquetes con viandas y vegetales por un valor de diez pesos) y los néctares.”

Los más de 258 716 pesos recaudados en apenas dos meses dan fe de la rentabilidad de un establecimiento como este, que garantiza la sostenibilidad del servicio con los suministros de la empresa “Frutas Selectas” y el Combinado Industrial de “Cítricos Contramaestre”. Nexo este que debe fortalecerse para evitar el viejo mal de las tablillas vacías como consecuencia del déficit de víveres. 

El nuevo reto para la unidad: Conseguir que al término del año se hayan vendido en el lugar 50 productos diferentes del listado de 128 cultivos que potencia el programa de la Agricultura Urbana y Suburbana en la provincia. La peculiaridad de este empeño estriba en que deben ser productos verdaderamente agroecológicos, sin rastros de desinfectantes químicos ni plaguicidas. 

Como para gustos se han hecho los colores, muy cerca de allí, un pequeño mercado ideal nombrado “La Avispa” también cobra auge. Surgido a partir de una cantidad numerosa de envases ociosos en la industria de conservas que se les dieron utilidad, se especializa en la venta de condimentos, encurtidos, concentrados, salsas para pizzas, conservas de tomates, frutas y vegetales y otros productos que enriquecen las mesas de la cocina santiaguera.

Son muchos los que muestran su complacencia con este mercado, por la higiene del local y la calidad de los recipientes. El cliente Rolando Serra, refiere que “lugares como “La Avispa” estimulan mucho a la gente porque aunque los productos que se ofertan no se pueden comprar todos los días por los precios, el que desea hacer una cena especial, comer bien el fin de semana o sencillamente prepararse un buen desayuno, viene aquí y compra lo que necesita. A mi esposa le encantan el sofrisazón, la pasta de ajo y la lata de vitanova que aquí se venden.”
 
Para completar el “banquete” hogareño no podía faltar un buen vino. Con tal propósito, en los propios alrededores de Plaza de Marte se encuentra ubicada “La Casa del Vino”. Allí se expenden vinos de moscatel, uva, remolacha, berro, tamarindo, piña, entre otros sabores, realizados por vinicultores del territorio y se comercializan a precios que oscilan entre los 20 y 45 CUP. Además, se pueden encontrar las cuatro categorías de vinos existentes (seco, semiseco, dulce y semidulce) y los tres tipos de vinos especiales (tintos, blancos y rosados). 

A pocas cuadras otra instalación capta la atención de todos los transeúntes: La Casa de las Mascotas. Destinada a fomentar la protección y el amor hacia los animales, roba cada día una sonrisa, una mirada tierna y hasta la inocencia de cientos de niños. Se pueden adquirir perros, gatos, peces, hámster, pájaros, etc., y el asesoramiento para su alimentación y cuidado. 
 
Sin dudas, estas son obras que fomentan el espíritu de los habitantes santiagueros en una ciudad que respira aires de renovación y  vitalidad.

EJEMPLOS QUE NO DEBEN EXISTIR 

A diario, miles de personas luego de tanto ir y venir por las populosas calles de Enramadas y Aguilera, desean calmar la sed que provoca el calor sofocante de esta ciudad conocida como “La Tierra Caliente”. Sin embargo “La Casa del Prú” que desde el pasado domingo parecía la solución al problema, por la tradición que tiene esta bebida entre los indómitos, a unos pocos días de su inauguración se ha convertido en objeto de numerosas críticas.

Resulta que la unidad ubicada en Reloj, entre Enramadas y Aguilera, destinada a la venta de Prú oriental, tanto para consumir en el local como para llevar, el lunes en la tarde ya no estaba prestando servicios. Según explica Madelaine del Toro, administradora del punto de venta, “esto ocurrió porque la Empresa de Bebidas y Refrescos (EMBER) produce pero no distribuye y el distribuidor encargado de abastecernos no trabaja los domingos, por lo que los lunes se vende lo que queda de lo distribuido el sábado.”

Como si fuera poco, el Prú que se oferta casi siempre está caliente “debido a la constante apertura de la nevera expositora por la afluencia de clientes, lo cual impide el enfriamiento del producto”, afirma Fabisleidis Sánchez Rodríguez, dependienta de la Casa.

El colmo de los males ocurrió el miércoles en la tarde, cuando Salud Pública ordenó cerrar el establecimiento por falta de ventilación. Cierto es que el calor allí es irresistible a determinada hora del día y que a causa de esto se producen peligrosas explosiones de las botellas con la bebida que pueden ocasionar lesiones a trabajadores y clientes, pero ¿por qué ocurren cosas como estas cuando para la apertura de estos locales se necesitan licencias sanitarias? Es difícil equipar cada punto de venta abierto en la provincia, con modernos sistemas de clima artificial, pero que ni siquiera se hayan previsto variantes más económicas como la instalación de ventiladores de techo o de pared, frisa con lo irracional.  

Ejemplos como este deben desterrarse de un Santiago que trabaja para aumentar la calidad de vida de su gente. Las soluciones están a la mano para transformar el actual panorama y prestar al pueblo un servicio que es bien recibido por quienes transitan por esta urbe oriental.


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