Construir más de 29 000 viviendas, para los
damnificados del huracán Sandy y eliminar los 73 barrios precarios existentes
en Santiago de Cuba, es un enorme empeño que pretende ejecutarse en poco menos
de una década, pero que pudiera prolongarse por tiempo indefinido, si todos los
implicados en el proyecto no asumen el reto con la misma convicción.
Sucede que ante la necesidad de hacer
edificaciones confortables con premura, barreras mentales en directivos, proyectistas,
especialistas y obreros, crean falsas crisis y frenan el proceso constructivo.
Esto se pudo comprobar en un recorrido realizado recientemente por distintos
asentamientos del distrito José Martí y el Consejo Popular San Pedrito, en los
que se trabaja actualmente.
Fue así como se pudo constatar en Abejitas
Laboriosas -terreno ubicado en los alrededores del círculo infantil de igual
nombre en el Micro 9- la permanencia de la vivienda del usufructuario Agustín
Vega Ricardo, la cual no debía existir a esas alturas y que impidió, en su
momento, la terminación del replanteo o marcaje de uno de los edificios para
comenzar la fase de excavación.
Lo lamentable es que el morador, ilegal o no,
siempre ha tenido la disposición de desocupar el lugar y pasar a otro donde tenga la posibilidad de
continuar cultivando la tierra para beneficio de tres círculos infantiles de la
zona, pero en vez de encontrársele una rápida salida ha sido víctima del
acostumbrado “peloteo”.
Cerca de allí, el asentamiento “Mis primeros
días” está próximo a iniciar el movimiento de tierra y por morosidad del
personal a cargo, todavía cuenta dentro de sus límites con un parqueo privado que
debió ser eliminado –luego del previo aviso a sus propietarios- para evitar futuras
dilaciones en la obra.
Pero llegan de tantos lados los imprevistos que
en el terreno denominado “Lavatín Las Américas”, la supuesta inseguridad de la Empresa Eléctrica
ante la demanda de un bajante para garantizar la electricidad en el área, estuvo
a punto de convertirse en un hándicap para seguir avanzando en el trabajo, cuando
en realidad la instalación del artefacto nunca estuvo en dudas.
A un lateral de la sala polivalente
“Alejandro Urgellés”, se erige el asentamiento conocido como “Zona 6”, en el cual se prevén
culminar para este año 30 nuevas viviendas con la tecnología constructiva
Cometal. Sin embargo, allí se planifican edificar para el año próximo nuevos inmuebles,
los cuales ya avistan sus primeros inconvenientes.
Resulta que un estudio de suelo dictaminó que
en el lugar, a cinco metros de profundidad existe un basurero que obliga a
construir con pilotes para fortalecer los cimientos de las viviendas. Esto,
implica más gastos, pues los citados pilotes cuestan –según Mariana Delis Rojas,
directora de la Unidad
Provincial Inversionista de la Vivienda- lo mismo que
hacer un edificio completo.
Obviar lo arrojado por un estudio de suelo
sería una alternativa reprochable, pues se estaría atentando contra la
seguridad de los futuros habitantes del lugar, pero ¿cuán profundo fue la
investigación realizada? ¿El basurero existente se extiende por toda el área o
su localización está definida? Porque de ser así, no todas las construcciones
deberían llevar pilotes.
Se necesita seriedad en un asunto tan vital
para Santiago de Cuba, no se pueden dictaminar conclusiones a la ligera y menos
cuando pudieran frustrar la concreción de estos nobles empeños, pues si se
imponen las barreras mentales, las casas previstas terminar en el próximo
quinquenio, estarán para el 2025.
Pero lo más insólito fue lo visto en el
asentamiento denominado “Jardines de la Cervecera”, en San Pedrito, donde ya están a
punto de concluirse un grupo de viviendas sin solución de residuales y todavía
existe en el sitio, por una incorrecta decisión, un garaje no previsto en los
planos de la obra que desluce el nuevo entorno.
Todos estos aparentes “líos” demuestran que
falta mucho trabajo por parte de las autoridades del municipio, pues no existe
claridad en el control de los programas de la vivienda, constantemente aparecen
problemas que si se aplicara un sistema de chequeo sistemático no existirían y
surgen dificultades cuya solución no depende de inversión alguna por falta de
una previsión oportuna.
Es una verdad de perogrullo que “una cadena
es tan fuerte como su eslabón más débil”, y para poder solucionar el problema
del fondo habitacional santiaguero en el menor tiempo posible, se necesita del
compromiso verdadero de todos los implicados, de personas con poder de gestión
que barran con las subjetividades y busquen soluciones ante las adversidades.
Se necesita control, disciplina, entrega a la
tarea y responsabilidad con el pueblo, pero también hace falta el apoyo popular
a través de los CDR, la FMC,
la UJC, la FEU, pues solo con el esfuerzo
de todos será posible el triunfo.
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